Bacteriemia

lunes, 1 de octubre de 2007

La bacteriemia (presencia de bacterias en el flujo sanguíneo), es una situación frecuente y normalmente no provoca síntomas. Las bacterias que entran en el flujo sanguíneo, por lo general, son rápidamente eliminadas por los glóbulos blancos. Sin embargo, en ciertos casos, la cantidad de bacterias es demasiado grande como para que puedan ser eliminadas fácilmente y aparece infección (sepsis), que causa síntomas graves. En algunos casos, la sepsis desemboca en una situación que puede ser mortal y que recibe el nombre de shock séptico.

Bacteriemia y sepsis

La bacteriemia es la presencia de bacterias en el flujo sanguíneo. La sepsis es una infección en el flujo sanguíneo.

Cuando una persona cierra firmemente la mandíbula, puede producirse una bacteriemia muy leve y temporal ya que las bacterias que viven en las encías que rodean los dientes son forzadas a penetrar en el flujo sanguíneo. Las bacterias a menudo acceden a éste desde el intestino, pero son rápidamente eliminadas cuando la sangre atraviesa el hígado.

La sepsis es más probable que aparezca cuando existe una infección en el organismo, ya sea en los pulmones, el abdomen, las vías urinarias o la piel. También puede producirse cuando se realiza cirugía sobre un área infectada, o bien sobre una parte del cuerpo en la que normalmente crecen las bacterias, como por ejemplo el intestino.

La inserción de un objeto extraño, como un catéter intravenoso, una sonda urinaria o un tubo de drenaje, también puede causar sepsis. La probabilidad de sepsis aumenta con el tiempo que permanece colocado tal objeto. Suele ser frecuente entre los adictos a drogas intravenosas. También es más probable que ocurra en una persona cuyo sistema inmunitario no funciona correctamente, como sucede por ejemplo en quienes reciben fármacos anticancerosos.

Síntomas

Como el organismo suele ser capaz de eliminar pequeñas cantidades de bacterias rápidamente, la bacteriemia transitoria casi nunca produce síntomas. Sin embargo, una vez que la sepsis se ha establecido, los síntomas incluyen temblores, escalofríos, fiebre, debilidad, náuseas, vómitos y diarrea.

La sepsis puede causar infecciones en distintos puntos del cuerpo (llamada infección metastásica) si no se trata de inmediato. Las infecciones pueden asentarse en el revestimiento del cerebro (meningitis), en el saco que rodea el corazón (pericarditis), en el revestimiento interno del corazón (endocarditis), en los huesos (osteomielitis) y en las grandes articulaciones. Un absceso (acumulación de pus) puede aparecer casi en cualquier sitio.

Los ancianos tienen más facilidad de adquirir infecciones y de extenderla más allá de su lugar inicial (bacteriemia). Pueden presentar más a menudo bacteriemias por gramm - sin una localización primaria, aún cuando las vías urinarias constituyen un origen frecuente.

Diagnóstico

El diagnóstico de sepsis es probable cuando una persona con una infección localizada en cualquier parte del cuerpo de pronto tiene mucha fiebre. Si la persona tiene una sepsis, por lo general, el número de glóbulos blancos en la sangre suele aumentar. Los cultivos de sangre permiten aislar e identificar al microorganismo infectante.

Sin embargo, es posible que las bacterias no crezcan en un cultivo de sangre, particularmente si el enfermo está tomando antibióticos. También se toman muestras para cultivo del material expulsado de los pulmones mediante la tos (esputo), de la orina, de las heridas y de los puntos donde los catéteres penetran en el cuerpo.

Tratamiento y pronóstico

La bacteriemia causada por una intervención quirúrgica o bien por la inserción de una sonda en la vía urinaria no suele necesitar tratamiento, siempre y cuando dicha sonda se retire rápidamente. Sin embargo, antes de someterse a estos procesos, las personas con riesgo de desarrollar infecciones graves (las que padecen una enfermedad de las válvulas cardíacas o deficiencias en su sistema inmunitario, por ejemplo) por lo general reciben antibióticos para prevenir la sepsis.

La sepsis es muy grave y el riesgo de muerte es alto. El médico debe comenzar el tratamiento con antibióticos de inmediato, incluso antes de disponer de los resultados del cultivo de laboratorio que identifique la clase de bacteria que provoca la infección.

Un retraso en el comienzo del tratamiento disminuye en gran medida las posibilidades de supervivencia. Al comienzo, el médico basa la elección del antibiótico en su suposición acerca de cuáles son las bacterias allí presentes. Esto depende de dónde haya comenzado la infección (las vías urinarias, la boca, los pulmones, el intestino u otro sitio). A menudo se administran dos antibióticos juntos para incrementar las posibilidades de eliminar las bacterias. Más tarde, cuando el médico ya puede contar con los resultados del cultivo, puede utilizar el que resulte más eficaz contra los gérmenes causantes de las sepsis. En algunos casos, puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica para eliminar la fuente de infección, como por ejemplo un absceso.

REFERENCIAS

Manual Merck de información médica para el hogar http://www.msd.es/publicaciones/mmerck_hogar/seccion_17/seccion_17_176.html 2005

2005

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